Àngel Mestres, coordinador del módulo "Nuevas organizaciones para nuevos proyectos" del Seminario de Cooperación Cultural nos propone cuatro propuestas que han marcado un antes y un después en la gestión cultural.
La idea
es también una pregunta: en la mayoría de las actividades
profesionales existen ejemplos providenciales de su funcionamiento. Hitos o
mitos que han marcado el desarrollo de dicha profesión y su sector y que de alguna forma han representado
un paso adelante para la transformación y crecimiento de dicha actividad. Si
dijésemos arquitectura, por ejemplo, podríamos mencionar a Mies van der Rohe y
una numerosa estela de creadores que han contribuido al engrandecimiento de
dicha disciplina con ideas y proyectos rompedores y vanguardistas. Si optáramos
en cambio por la literatura habría muchos más, desde Cervantes hasta Joyce. Lo
mismo ocurriría para la pintura, para el cine, para la tecnología o para muchas
otras áreas de la ciencia. La pregunta aquí refiere entonces a lo que más nos
concierne en el marco de este máster, y de nuestras actividades dentro de esta
casa: ¿Existen hitos (mitos) de este tipo en
la gestión de la cultura?
Joan Oller, Director Gerente
del Palau de la Música, que estuvo con nosotros en
el Máster en Gestión de Instituciones
y Empresas Culturales de la Universidad
de Barcelona nos
regalaba cuatro, muy cercanos a su propia actividad, concretamente vinculados
con la música y el espectáculo, pero sobre todo, nos
regalaba, además de la invitación a esos gestores culturales en formación para
que se atreviesen a imaginar propuestas que modifiquen las formas de ejercer su
futura profesión, la posibilidad de nutrir esa lista, de engrosarla y pensar cuáles han sido
aquellas propuestas visionarias, únicas, rompedoras o vitalmente oportunas que
han hecho de la gestión de la cultura una profesión que responda a las
necesidades y exigencias de su tiempo. ¿Seríamos capaces de engrosar esa lista?
Las
propuestas de Oller son por demás interesantes y quizá puedan ayudarnos a
hacerlo. Todas musicales, son, por sí mismas, grandes hitos de la gestión de la
cultural.
En primer
lugar nos propone a Johann Peter Salomon,
prominente músico alemán que más que conocido por sus numerosas composiciones,
es hoy día recordado como una referencia en la organización de conciertos.
Quizá su epitafio hable por sí solo, algo así como: Johann Peter Salomon, el
hombre que trajo a Haydn a Inglaterra. La historia es curiosa. La propia
experiencia de Salomon radicando en Inglaterra y componiendo para la Royal
Opera House abrió las puertas a su brillante idea. En 1790 Salomon se reunió
nada menos que con W.A. Mozart y Joseph Haydn en Viena, su intención era
proponerles una gira de conciertos de una temporada alrededor de Inglaterra.
Ambos aceptaron aunque la gira de Mozart no llegaría a concretarse debido a su
muerte repentina. El modelo de Salomon trasciende por lo
que ha significado para la industria de la música, hasta antes de él nadie
había establecido esta lógica de distribución itinerante que acercaba a los
autores a otros públicos. Haydn
confesó expresamente la forma en que había modificado su actividad, obteniendo
mejores beneficios por componer para Salomon y sus giras que para sus
anteriores beneficiarios. Sin dejar de lado las posibilidades que esto abría
para su música, como la experiencia de presentar conciertos ante muy diferentes
escenarios y públicos.
El segundo de los ejemplos va por esta misma vía. Se trata de Robert Newman, también
empresario musical, en este caso nacido en Inglaterra. Newman es recordado por
ser el fundador de las famosas series de conciertos (festivales) conocidos como The
Proms. En 1893, cuando era el gerente principal del Queen´s
Hall, tuvo la oportuna idea de ofrecer una serie de conciertos
para una audiencia menos exclusiva. La iniciativa era abrir el aforo a un
público más amplio en número y procedencia. Fue así como el Queen´s Hall
designó un espacio posterior sin asientos para incluir un número mayor de espectadores
de pie frente al escenario. Así nacieron los conocidos “promenade
concerts”, que hoy representan uno de los saltos fundamentales de la apertura
de la cultura al acceso de otros públicos.
La tercera de las referencias ofrecidas por Oller continúa su
camino por el mundo del espectáculo. Aunque no es únicamente musical, aborda el
tema de los públicos, las presentaciones y el acceso popular a la cultura. Se
trata del empresario ruso Serguéi Diáguilev, famoso
como el representante de los Ballets Rusos que arrasaron París y otras grandes plazas
europeas a principios del siglo XX. Con una nómina de lo más atractiva,
Diáguilev trabajó con bailarines de la talla de Anna Pávlova y Vátslav
Nizhinski, o músicos como Ígor Stravinski, los Ballets Rusos se conviertieron
en un hito durante la primera década de 1900´s. A pesar de que en sus últimos
años los Ballets de Diáguilev fueron considerados como algo demasiado
intelectual y estilizado, la época de mayor éxito de su compañía, junto al
trabajo del director artístico León Bakst, estuvo marcada por una voluntad: construir
una forma nueva de espectáculo, complicada pero con elementos vistosos y
temáticas que consiguieran llamar la atención del público general y no sólo de
la aristocracia. Su
estilo tuvo un efecto irrenunciable en la época, que puede ser rastreado
incluso en otros creadores como los pintores fauvistas y el entonces recién
nacido estilo art déco.
Finalmente, Joan Oller aterriza en un ejemplo de mayor actualidad
y que, independientemente de nuestra ideología, debemos reconocer como un gran
hito cultural. Volvemos a la música: José Antonio Abreu fundó
y dirigió la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar así como la Orquesta Sinfónica
Nacional Juvenil de Venezuela y la Fundación del Estado para el Sistema
Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles del mismo país. Se trata de una red de orquestas
infantiles, juveniles que involucra cerca de 250 mil jóvenes músicos. Estos
utilizan la educación musical para el desarrollo comunitario, la integración
social y la solidaridad. El sistema ha sido modelo para otros países de
Latinoamérica y el Caribe y ha merecido reconocimientos nacionales e
internacionales. Lo que Oller nos hace destacar de forma acertada en este
ejemplo, sigue siendo el mismo gesto que en los ejemplos anteriores.
Parafraseando a Joan podríamos decir que el modelo de Abreu ha generado un
avance, un pequeño salto, una implementación que se lee a lo largo de los otros
hitos apuntados, si en su momento la música era hecha
desde una minoría para esa misma minoría, y posteriormente pasó a ser realizada
y producida desde una minoría para una amplia mayoría; el modelo de las
Orquestas Infantiles y Juveniles de Abreu ha permitido que la música sea hecha
ya por una mayoría para las grandes mayorías.
Los ejemplos son acertados y la interrogante que los genera da
mucho que pensar ¿Qué otras opciones podríamos sugerir
a este respecto? ¿Hay hitos o mitos realmente poderosos y trascendentales en
nuestro sector? ¿Cuáles pueden ser los grandes hitos de la gestión de la
cultura? Nosotros
nos atrevemos sólo a apuntar algunos que se nos ocurren ahora: ¿el libro de
bolsillo lanzado por Penguin en 1935 que revolucionó la industria
editorial?; ¿el modelo de Cirque du Soleil que ha conseguido tomar un concepto
tradicional o incluso antiguo y convertirlo en un producto novedoso y actual?; ¿Mockus y sus muy particulares métodos pedagógicos y
de uso de la cultural como motor de cambio y conciencia ciudadana?; ¿Pixar como una aparición determinante en el uso de
la tecnología digital dentro del cine comercial?; o más cercanos a nuestros más
recientes cambios de paradigma ¿Lessig y el oportuno diseño de la Creative Commons
(siguiendo el copyleft de Stallman) como nueva forma de licenciamiento, gestión
de los derechos de autoría y oferta compartida de bienes culturales?¿Qué otros grandes hitos hay en la
gestión de la cultura? ¿Podrías tú sugerir algunos para continuar ampliando
nuestro listado?
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